jueves, 14 de enero de 2016

¿SOMOS TAN FIEROS COMO ALARDEAMOS?


“Prefieren la guerra al descanso y,si no tienen enemigo exterior, lo buscan en casa” (Pompeyo Trago, historiador galo-romano)
Esa referencia a los españoles  de hace veintitantos siglos revela:
a) que españoles han cambiado tanto que ya no quedan españoles o,
b) que el tal Trago hablaba de oidas, y dio por cierto lo que le había dicho un embustero.
La realidad histórica desmiente la fiereza del carácter español:
1.-Nunca ganaron los españoles ninguna guerra contra ejércitos nacionales extranjeros.
2.-Los únicos derrotados por españoles fueron otros españoles que habían luchado en el bando contrario, en guerras civiles.
Ni siquiera la antinapoleónica, una más de las guerras civiles españolas, la decidieron los españoles. Sin el ejército angloportugués de Wellington, los guerrilleros habrían quedado en salteadores de caminos.
¿Gestas heroicas españolas? Las penurias de un ejército moderno, uniformado, bien pertrechado, con apoyo aereo y maríimo, para derrotar a desarrapados cheljas que, en Marruecos, se las hicieron pasar canutas.
¿Y las gestas americanas de la pólvora contra la flecha, del acero contra el garrote?
El español, si no belicoso, es sabio. Prefiere vivir miserablemente a no vivir, someterse a rebelarse, besar la mano que le da un mendrugo a cambio de un confite.
Si no valiente, el español es paciente. Sabe que, con el tiempo, todo invasor enérgico se hará indolente y todo reformista puritano evolucionará a conservador corrompido.

Se españolizará.