sábado, 16 de enero de 2016

LAS NUEVAS CORTES


      
El dinero ha dejado de tener importancia para el Estado español, que lo gasta después de quitárselo a los cada vez menos que lo ganan.
Por eso, nadie ha echado cuentas de lo que que va a aumentar el costo de mantenimiento de éste Congreso de Diputados de obreros.
Hasta ahora, los escaños los ocupaban políticos profesionales que adquirían su condición de parlamentarios desde la profesión política, en la que basta con ser sumisos al que manda y reirle las gracias al jefe, para ser diputados.
Podían bajar de sus coches, dejar en ellos los papeles con la relación de empresarios a los que sacar dinero a cambio de concesiones oficiales, y sentarse en la poltrona de sus escaños.
Era inconcebible que albañiles, carpinteros, mecánicos o derechohabientes al PER (Plan de Empleo Rural) pudieran llegar a Diputados.
Pero encuadrados en el Partido Podemos (una organización de obreros dirigida por obreros), una famélica legión de explotados por el capitalismo ha desplazado de sus escaños a los explotadores tradicionales.
Como obreros y explotados, carecen de haigas con los que llegar al Palacio de las Cortes así que lo hacen en metro o a alpargatazo limpio, todavía cargados con las herramientas de sus oficios y, colgada al hombro, la esportilla de su almuerzo con tortillas de papas, lonchas de tocino y renegridas rebanadas de dura hogaza.
¿Se llevan todo eso a sus escaños?
No.Entorpecería su extenuante tarea legislativa.
Algo hay que hacer. ¿Y qué puede hacerse?
Las sufridas madres que tengan que llevar  sus hijos a su trabajo lo tienen resuelto, como ya enseñó la emprendedora Carolina Bescansa, al demostrar que se puede amamantar al hijo sin dejar de solucionar el problema de la corrupción.
(Con el mismo savoir faire (talento) hubiera solucionado las dudas que plantearía un proyecto de ley para adoptar la metempsicosis como creencia inspiradora de la transmigración de las almas).
Pero ¿y los demás?
¿Dónde dejan los albañiles sus plomadas, palaustres y cubetas de mezclas? ¿Qué hacen los antiguos peones agrícolas con sus azadas, legonas o rastrillos? ¿Y los carpinteros con sus martillos, escoplos y cepillos?
La incorporación de los obreros manuales de Podemos a la política presenta un imprevisto problema, que requiere una solución urgente por muy costosa que pueda parecer.
Hay que dotar de medios económicos suficientes para resolver ese problema sobrevenido y no previsto: que en la primera sesión se vote un fondo generoso para acondicionar un amplio espacio contiguo al Palacio del Congreso en el que los diputados obreros de Podemos puedan dejar, bien custodiados para que no se los roben, sus utensilios de trabajo.

“¿Pero usted se cree”—tercia el eterno aguafiestas--¿”qué un político va a robar una herramienta de trabajo”?