domingo, 17 de enero de 2016

PODEMOS Y LA ANTISEPSIA







“El color, el olor y la forma de la descomposición y de la putrefacción, aunque se encuentre tan atenuado que sólo sea un símbolo, provoca idéntica reacción: la valoración de “feo” (“Ocaso de los ídolos” Friederich Nietzsche, 1888)

  Tener que echar mano de Nietzsche, que  por alemán y filósofo es doblemente fidedigno, para demostrar una obviedad (que los de Podemos son más feos que Picio) es la improlsultra, que es como en mi niñez  se conocía el ”non plus ultra”.
Es como si, caminando por cualquiera de las antes razonablemente limpias calles de Madrid, te topas en la acera con algo que por su aspecto parece una mierda y. antes de aceptar la evidencia de lo evidente, te agachas, lo hueles, lo remueves, lo tocas con un dedo, te lo llevas a la boca para verificar si es verdad lo que parece y, todavía no convencido, lo mandas a un laboratorio.
A pesar de que el resultado confirma la sospecha inicial, encargas un contraanálisis a otro laboratorio y aunque reconfirme el diagnóstico, dudas que lo que es una caca pueda serlo.
Bendita tozudez del ser humano, que rechaza la evidencia de lo que no quiere creer que sea verdad y se aferra a la mentira que favorece a sus intereses.
Porque, ¿no es más confortable no lavarse que  lavarse? ¿No es más placentero oler las secreciones naturales del  cuerpo propio que los aromas artificiales fabricados en laboratorio?
Con Podemos regresaremos al ser humano medieval, al que lo precedían los olores que emanaba.
La asepsia ha debilitado al ser humano como quedó demostrado en la añorada guerra del Vietnam: ganó la antisepsia vietnamita al sistema de vida americano, que mandaba al combate a sus soldados recién duchados, vacunados contra todo y con raciones alimenticias equilibradas.

Podemos representa la regeneración del ser humano guarro, sucio, desaliñado y, por consiguiente, más resistente a las adversidades que los carilindos de la derechona.