sábado, 23 de enero de 2016

EL QUE OBEDECE NO YERRA

Dicen que Giulio Andreotti, cuya capacidad de maniobra le permitió sobrevivir casi eternamente en el proceloso mar de la política italiana, visitó España en los días de la transición, de la que opinó que “le faltaba sutileza”, (manca finezza).
Si en vez de la de entonces hubiera tenido que opinar sobre la política española actual, hasta el etéreo Andreotti habría carecido de recursos dialécticos para definirla sin ofender.
¿Qué habría dicho del poco musculado mental que es Pedro Sánchez, que acomete la canasta política adversaria con el ímpetu de un pivot basketbolero?
¿Y del alcalde del pueblo granaíno de Jun, José Antonio Rodriguez Sala, que secunda a su jefe Sánchez hasta si dice que caminamos sobre el cielo y volamos por el suelo?
Uno tiene que alegrarse de que la política española haya retrocedido a la no política de su juventud, a los tiempos dorados de su infancia, en los que las decisiones de Franco no se discutían porque para eso era el Caudillo, y en los que la miserable España del racionamiento alcanzaría el Cielo  recuperando su Imperio.
Y es que los españoles de ésta España eterna nunca nos hemos equivocado porque siempre hemos obedecido.

Se equivocan los que nos mandan.