domingo, 7 de febrero de 2016

CÓMICOS Y POLÍTICOS

Dicen los ilusos que somos pesimistas los que sabemos que toda situación cambiante empeorará.
Hay que aclarar que el iluso es siempre víctima  del ilusionista, el que manipula la realidad en su provecho como, por ejemplo, los actores, malabaristas y engañabobos que de su oficio sacan su beneficio: los cómicos que en ésta España alucinada se hacen pasar por agentes de la cultura.
Engañan a los crédulos, que son felices como guarro que se revuelca en el cieno después de atiborrarse de lo que entre por su hocico, creyéndose sus patrañas.
Si el ilusionista dice que es agente cultural, agente cultural y no cómico lo creen los ilusos.
Ganan con eso el prestigio que como papagayos de lo que otro escribe dicen,y el respeto que aureolaría al que su talento les dicta lo que deben repetir.
Con el prestigio robado se empinan al poder que usurpan.
¿Cuál es la medida de ese poder?
Por ejemplo, que el que acude a una entrevista oficial con el Jefe del Estado con su desnudez tapada por una raída camisa proletaria, para que los cómicos lo vean se embute en un burgués traje de fumador llamado smoking.
¿Es desinteresada la deferencia que con ellos tiene el de la camisa, al disfrazarse con el smoking?
Nada de eso.
Entre pillos, cómicos o políticos, el interés rastrero dicta el gesto.
Los cómicos esperan que el político les restablezca al volumen que ansían : las subvenciones de cuya merma se quejan, y el político confía en que la propaganda que en su favor hagan los cómicos lo ayude a conseguir el cargo que ambiciona.

Por eso, el descamisado crónico Pablo Iglesias se disfrazó de somoking , a cambio de que, cuando con la ayuda de los cómicos pueda hacerlo, les dé el oro y el moro.