miércoles, 10 de febrero de 2016

LOS CRÍTICOS LITERARIIOS

¿Qué les ocurriría a las sanguijuelas si no encontraran huéspedes a los que chuparles la sangre?
¿Puede sobrevivir  la sanguijuela sin el animal, grande o chico, del que vive al chuparle la sangre o comérselo?
¿Puede el animal del que se alimenta la sanguijuela sobrevivir sin sanguijuelas?
A los que se niegan a perder tiempo desperdiciándolo en ocupaciones de las que no saquen dinero, estas preocupaciones mías, que tengo dinero para meter al gobierno en presidio, les parecerán una idiotez y hasta, quizás, una jilipollez.
Pero, como más sabe el tonto en su casa que el sabio en la ajena, esa es la preocupación que me obsesiona desde poco después de nacer, en la primera mitad del siglo pasado.
Y hablando de sanguijuelas, ¿puede sobrevivir el autor de textos sin críticos literarios que se quejen de que lo que escribió debería haberlo escrito de otra manera?
¿Puede el crítico literario sobrevivir sin  afear al que escribió de una manera  porque debería haberlo escrito de otra?
¿Es el crítico literario parásito del autor literario?
Átenme esa mosca por el jopo. ¿O debería haber escrito rabo? ¿Tienen rabo, o tienen jopo las moscas?
Al autor le da igual. Para decir que escribió lo contrario de lo que debería haber escrito están los críticos literarios que, como el gallo es nuncio canoro del sol, son ellos pregoneros de lo mal que escriben todos los que no escriben como ellos digan que, en su desinteresada opinión, podrían haber escrito mejor.

De eso sacan los cuartos para vivir comiendo o para comer viviendo..