miércoles, 16 de marzo de 2016

DEMOCRACIA Y CATOLICISMO

   Dice San Lucas, el evangelista, que una vez le preguntaron a Jesus de Nazaret los fariseos—los que en aquellos tiempos decidían quien o quien no respetaba la religión judaica, como los socialistas  deciden ahora quien o quien no es demócrata—por qué algunos protocristianos no respetaban el agradable no hacer nada sabatino.
“No se hizo el hombre para el sábado”—dice Lucas que les contestó Cristo—“sino el sábado para el hombre”.
Eso es lo que está pasando desde 1978 en España con la democracia, ese invento para gente capaz de resolver sus propios problemas sin necesidad de que el gobierno se los resuelva.
¿Y por qué en España la democracia es inservible, si sirve en Estados Unidos, Inglaterra, Suecia, Suiza, Dinamarca, Alemania y Holanda?
Porque en esos países se entrenó a sus habitantes para que decidieran por sí mismos sin necesida de que los guiara quien decidiera por ellos.
El entrenamiento empezó como tenía que empezar: acostumbrando a la gente a que decidieran por sí mismos lo más importante que, en aquellos tiempos, importaba más: la salvación de su alma inmortal.
Así, genéricamente, se llamó  protestantes a los habitantes de esos paises en los que la democracia sirve más bien que mal porque era asunto de cada uno: si vivía acorde a lo que su interpretación de las sagradas escrituras les inspirara, se salvarían.
Y ¿qué le pasó a la gente de la contrareforma, los que si querían salvar su alma tenían que adecuar su fé a lo que la jerarquía clerical romana les dictara?
Que tenían que obedecer al que mande para salvarse porque el que manda tiene la verdad y la razón de las que ellos carecen.
Toda civilización emana de una religión por lo que la civilización emanada del protestantismo crea individuos entrenados durante siglos para resolver sus propìos problemas y, la emanada del catolicismo, obedientes ciudadanos acostumbrados a obedecer.
¿Será por eso por lo que en  España, que capitaneó la contrareforma trentina, la democracia fracasará hasta que los españoles aprendan—si aprenden alguna vez—a solucionar sus propias dificultades?
Hasta entonces, es más cómodo obedecer al que mande, llame a su modo de mandar dictadura o democracia.

Al que sea, al que culpar de nuestras propias culpas.