martes, 22 de marzo de 2016

MUSULMANES Y CRISTIANOS



Suicida no es solo el que se mata deliberadamente a sí mismo. También lo es el que, pudiendo evitar que lo maten, prefiere morir a impedirlo.
Como le ocurre a ésta indolente sociedad cristiana que, paralizada por la molicie, se niega a admitir que la belicosa cultura asentada en la religión musulmana se empeña en matarlos.
La actitud de cristianos y musulmanes es congruente con los mandatos esenciales de sus creencias:
Para los primeros, hay que amar a los ajenos como a uno mismo y, para los musulmanes, todo el que no asuma como Dios a su particular concepción de Dios es un blasfemo, que merece morir si no acepta como único Dios al Dios musulmán.
Los individuos de cada una de las culturas emanadas de sus concepciones divergentes de la religión son fieles,  al llevar la teoría a la práctica:
Los musulmanes matan al que se resista a aceptar su verdad  y los cristianos se dejan matar mansamente por los que se empecinan en que apostaten.

Sin un improbable milagro, el resultado de esa pugna es previsible: los que matan sobrevivirán a los que se dejan matar.