lunes, 18 de abril de 2016

LOS ECOLOGISTAS



Hay misterios que la acumulación de años sirve para aguzar el entendimiento del que los jóvenes se supone que carecen.
Pues no, porque ni para acercar a la sabiduría a los que paulatinamente dejamos de ser jóvenes tiene utilidad ser viejo.
El terremoto de Ecuador, seguramente y como en episodios similares del pasado, provocará la reviviscencia de los ecologistas para los que las catástrofes naturales son como la humedad, que reactiva a las amebas de vida libre.
Pues se equivocan tanto como cuando creen que quien hizo el mundo sabía menos que ellos, a los que les sobra talento para enmendarle la plana y prologar la existencia del planeta más allá de lo que el que lo hizo determinó que durara.
Naturalmente, los ecologistas creen que toda acción humana que influya en la configuración original de la tierra es perversa porque todo lo que no sea natural es antinatural y nocivo.
No conocen la letra de “To have and to have not” que avisa del error de los que  creen que los demás retroceden porque ellos avanzan.
Uno, que cuando andaba por ahí recorrió la zona mexicana arrasada por un terremoto, comprobó que todos los muertos que provocó fueron sorprendidos mientras dormían en chozas que ellos mismos habían construido y que se habían salvado los que se encontraban en casas levantadas por profesionales de la construcción.
Es decir, que como siempre y en todo, la naturaleza y el hombre dañan al que no tiene y favorece al que tiene.
También uno cayó por Haití en 1974, 36 años antes de que el terremoto de siete grados en la escala Richter (un estertor comparado con los de lugares más desnaturalizados por el hombre) matara a 310.000 haitianos en 2010.

¡Ay si, en vez de en el primitivo Haití el terremoto hubiera sacudido a la industrializada Yokohama (pongamos por caso), cuantos muertos no habrían muerto!