lunes, 27 de junio de 2016

LA SELECCION PERDIO POR FALTA DE LETRA





El resultado del partido dr fútbol que perdió el equipo de España fremte al de Italia no había necesidad de jugarlo porque antes de empezar ya estaba claro que los italianos derrotarían a los españoles.
Un observador atento se habría percatado de que la resolución belicosa con la que los italianos entonabam desafiantes su himno les imbuía el fanatismo con el que el contendiente quiere ganar al ya derrotado.
Bastaba comparar el fervor italiano con la indiferencia con que los españoles escucharon el himno de su Patria.
No lo cantaban, y al no pronunciar las patrióticas promesas de su letra no se autoestimulaban para ganar la confrontación, porque el Hinmo de España no tiene letra.
Cantaron antes del partido los italianos:

“Unámonos como su ejército
preparados para la muerte
preparados para la muerte
Italia nos llama”.
Así cualquiera corre hasta la extenuación, se sacrifica, lucha, trampea al adversario y lo aplasta, tanto en el campo de batalla como en un campo de fútbol.
¿Y los españoles?
Como el himno de su país no tiene letra, no pudieron gritarla desafiantes para autoestimularse y amedrentar al adversario.
El partido no fue más que una consecuemncia de las diferentes condiciones en las que los dos equipos se enfrentaron: los italianos mordían y los españoles besaban.
Así que, para que la selección española de fútbol gane campeonatos no necesita otros jugadores o cambiar de tácticas.
 Le basta con poner letra a su himno.
Una letra que, por supuesto, amenace a moros, gabachos e ingleses que les van a comer los hígados.

LA LUZ AL FINAL DEL TÚNEL






Hubo unos tiempos en los que ·”ya vemos la luz al final del túnel” se generalizó como sigue universalizándose todo lo que procede de los Estados Unidos.
Abusaban de esa frase las administracioneds de Johnson y Nixon, para pedir paciencia a sus votantes, que las acicataban para que se acabara lo de Vietnam.
Medio siglo después, y gracias al resultado de las elecciones del 26 de Junio,  los españoles ya pueden percibir la tenue claridad precursora de la radiante luz que los deslumbrará el día gozoso en que tengan un gobierno como debe ser: capaz de resolver los problemas rutinarios y de aprobar leyes que originen tribulaciones futuras.
Asi que paciencia y barajar, que no se ganó Zamora en una hora.
Pasemos un verano plácido disfrutando de esa peculiar interpretacion que los españoles hacen de la democracia: que los antagonistas políticos son tan malos como buenos son sus propios partidarios.
Transcurrido el ya iniciado verano, y una vez vuelvan a acordar seguir en desacuerdo los dirigentes partidarios, para el otoño se convocarán nuevas elecciones y, entonces sí, ya se ratificará al PP como al partido con facultades tan absolutas como su mayoría para fastidiar a propios y ajenos.
Los ingenuos optimistas dicen que no hay mal que cien años dure y los escamados pesimistas sostenemos que no hay felicidad que dure más que lo que durae el nirvana de un orgasmo.
Para el otoño, cuando al tercer aviso el toro del gobierno en funciones siga en el ruedo vivito y corneanado, lo comprobaremos.
Sólo hay que esperar unos meses para que el Partido Popular logre la mayoría absoluta que le permita ensañarse con todos los españoles.
Mientras tanto, paciencia y a disfrutar de la vida sin gobierno, en esta paradisíaca Arcadia que es España cuando a los políticos les extraen los colmillos legislativos.