viernes, 9 de septiembre de 2016

LA ESPAÑA DIFERENTE

Este país, o las zurrapas de este país, es muy raro.
No por el país en sí que, como todos los países del mundo, tiene llanos, montañas, ríos, lagos, desiertos y vergeles.
Lo raro de éste país, comunmente conocido por España y que de Norte a Sur va de Andorra a Gibraltar, es su gente, los que en él viven para contaminar con su presencia la inmaculada inocencia del paisaje.
A los de aquí les (nos) gusta ser diferentes: vivir de lo que otros trabajen en lugar de apañáñarnosla con el fruto del trabajo propio, sustituir una dictadura unipersonal por la dictadura grupal de los dictadores (los que manden) en cada uno de los partidos políticos.
Y, lo más sorprendente, encargar a alguien que haga una tarea en beneficio de todos no por su idoneidad para el cargo que desempeñaría en el futuro, sino por la irrelevancia con que ocupó otros cargos en el pasado.
¿Puede alguien extrañarse de lo que está pasando con José Manuel Soria, nombrado y obligado a renunciar a un alto cargo ejecutivo del Banco Mundial?
Nadie lo hace, por lo menos hasta ahora, pero Soria no vale para ese puesto y hay que nombrar a otro en su lugar.
¿A uno que pueda desempeñar esa dirección del banco mundial mejor que Soria?
No señor, a alguien al que no se le haya olvidado que hace una porrada de años estampó su firma en un documento de los incluidos en unos llamados “papeles de Panamá”.
Si el caso Soria se hiciera extensivo a todos los cargos públicos nombrados o por nombrar en España, este pais extraño y contradictorio caería en manos de gente sin pasado o de pasado tan anodino como  el del socialista Pedro Sánchez, que nunca metió la mano en nada porque nunca tuvo ocasión de meterla.
País raro esta España, que desconfía más del que tiene una vida activa a sus espaldas que del que nunca hizo nada digno de ser anotado en su pasado.

Definitivamente, España es diferente pero, ¿diferente para bien o diferente para mal?