sábado, 10 de septiembre de 2016

MEJOR SEGUIR COMO ESTAMOS

Desde hace casi un año, y con puntualidad cronométrica, cobran el sueldo que ellos se fijaron por hacer lo que ellos mismos marcan que hagan los que les pagan.
Y llevan casi un año en el tajo, pero ni siquiera han sido capaces de ponerse de acuerdo en escoger la herramienta a la que después culpar de que no sirve para lo que la escogieron.
Los que llevan un año cobrando sin trabajar son los mismos  a los que, cuando echen mano a su tarea por fin, si es que alguna vez lo hicieran, les corresponde decidir qué es honesto y qué no lo es para los que les están pagando.
(A cualquier empleado que esté cediendo una parte de su sueldo  para pagar el de los que llevan un año cobrando sin trabajar los pondrían en la calle a los pocos dias de no hacer nada).
Es lo que pasa en ese tan deseado sistema llamado democracia, por el que los españoles suspiraron durante treinta siglos y del que se benefician desde 1978.
Desde entonces, diputados y senadores son depositarios de la Soberanía Nacional Española, que no tiene más límite que la ambición de los españoles que en ellos la han residenciado.
¿Y qué ambicionan los españoles?
Trabajar lo menos posible y vivir lo mejor posible.
Hay, pues, coincidencia de objetivos y concurrencia de métodos para lograr el fin que representados y representantes ambicionan.
Todo lo que se intente para cambiar lo que ya es bueno empeoraría el futuro.
La prudencia, pues, aconseja no cambiar la rima del verso y dejar que el río discurra por el cauce que ahora sigue.
¿Para qué pasar de éste placentero no hacer nada a la engorrosa aventura de cambiar, posiblemente para peor?