jueves, 29 de septiembre de 2016

SAN MIGUEL Y PEDRO SANCHEZ

Tenía que ser la víspera de San Miguel, que se hizo famoso por su habilidad para encerrar eternamente en el infierno a los demonios, cuando ese demonio playero que es Pedro Sánchez pasara de secretario general del PSOE al infierno de los sin trabajo.
Por mucho que los descreídos se empeñen en que éste mundo, sus bichos y sus árboles salieron de la nada por casualidad, uno cree que todo lo que es,  es porque a alguien se le ocurrió que fuera y tenía capacidad para hacerlo como quería que fuera,
¿Cuánto tiempo lleva el zascandil que es Pedro Sánchez complicándoles la vida a los españoles con sus travesuras maliciosas?
¿Por qué le llegó su hora ayer y no anteayer o pasado mañana?
Dudas que le planteé a San Miguel cuando esta mañana al afeitarme, como todas las mañanas, lo ví en el espejo.
Como siempre que le pregunto por qué hizo algo de una manera y no de otra, frunció el ceño, afiló la espada, me miró de través y agitando nerviosamente las alas,  estalló:
 “Porque quería daros a los humanos otra oportunidad de que resolváis entre vosotros vuestros problemas y comprobéis que, sin la ayuda de los cielos, no sois capaces ni de estornudar”.
Convencido de que poner en duda lo que los dioses hacen, por qué lo hacen y cuando lo hacen no me convenía, el Miguel que se estaba afeitando pidió disculpas al Miguel alado del espejo y mientras ensayaba una sonrisa de disculpas se despidió:

“Bueno, bueno, tú que eres Santo sabes mejor lo que conviene que yo, que no tengo ni la picardía que hace falta para ser pecador”.