sábado, 15 de octubre de 2016

RAJOY ACABO CON LA GÜRTEL

Va ahora y resulta que el crupier fullero que repartía cartas y dineros entre los fulleros que apostaban y se llevaban los cuartos va y dice que Mariano Rajoy no organizaba el cotarro, sino que le dio una patada a la mesa y cerró la timba.
El aguafiestas que puso fin al auto de fé en el que se esperaba quemar a Mariano Rajoy es Francisco Correa, del que la cosmopolita policía- prensa españolas utilizó su apellido para, traducido al alemán, montar la operación Gürtel.
Y es que, corre el rumor, el tal Correa-Gürtel es un enano infiltrado por el PP para, simbólicamente, aplastar la tierra que cubre el cadáver político de Pedro Sánchez, que justificaba su honestidad oponiéndose a la sinvergonzonería personificada en Mariano Rajoy.
Después de haber dicho lo que dijo Correa-Gürtel ante los tribunales, ¿qué hacemos con Rajoy?
¿Cómo va el pantocrátor Sánchez a justificar ahora lo que dijo sobre Rajoy, sin reconocer que lo engañaron como a un bobo y que creyó en lo que le convenía porque esa mentira perjudicaba a Rajoy?
Como espectador entretenido con ese rifirrafe del noble Sánchez contra el villano Rajoy, a uno se le ocurre sugerir al descabalgado socialista que, para seguir cabalgando, culpe a Correa de ser un enano infiltrado en su Gürtel, con el único propósito de salvar in extremis la vida política de Rajoy.

Y que así ganemos los sufridos españoles porque, mientras se pelean entre ellos, España vivirá indefinidamente feliz sin un gobierno capacitado para inventar leyes que aprieten cada vez más las cadenas de los españoles.