viernes, 4 de noviembre de 2016

EL GOBIERNO



Después de un año de apacible tranquilidad en el que a la fiera que es el gobierno le habían limado los colmillos para legislar (que es como los gobiernos trocean y devoran a los ciudadanos), ya ha recuperado toda su capacidad depredadora.
¿Es para entristecerse, para alegrarse?
Es para echarse a temblar y, al que lo dude, no tiene más que esperar a que éste gobierno que hoy juró sus cargos presente los presupuestos generales del Estado, la sentencia en que apoya su facultad de quitarle a la gente la mitad de lo que haya ganado.
Éste gobierno que ya está capacitado para funcionar gobernando, a los que pertenecen a, o simpatizan con el Partido Popular les pareció bien o muy bien en cuanto se anunció,  y mal o muy mal a los que no pueden ver ni en pintura al Partido Popular ni a su Mariano Rajoy.
Nada más anunciarse la composición del gabinete, las radios y televisiones, que para eso están, se apresuraron a solicitar la opinión de los opinantes, todos ellos concernidos a favor o en contra de los nuevos ministros.
Uno de los entrevistados, de color ideológico rojo carmesí, fue el que dio la opinión contraria más sorprendente de todas las que oí: no le gustaba el nuevo gabinete “porque no representa a la mayoría social”.
Me gustó porque su declaración coincide con lo que yo pienso de esto de la democracia: las elecciones que al ganarlas reiteradamente le permitieron a Rajoy acceder a la presidencia del gobierno expresan lo que los políricos y sus achichincles han inducido a pensar a los votantes, no lo que los votantes piensen, si es que piensan.