sábado, 5 de noviembre de 2016

LAS ELECCIONES AMERICANAS



A los españoles nos entusiasma alardear de que somos raros y de que como España (y en consecuencia los estabulados en España, que somos los españoles), “no hay ná”.
Pues miren ustedes a los norteamericanos: la señora consentidora de las veleidades de su marido quiere ganarle las elecciones presidenciales a un individuo que también las tuvo.
Con una diferencia de matiz: el ciudadano que quiere quitarle a mistress Clinton la Casa Blanca acometía sus escarceos donde y cuando la ocasión se le presentara mientras que Bill Clinton escogía para las suyas la propia Casa Blanca.
Otra rareza, o peculiaridad de los americanos: dicen que Donald Trump malquiere a los negros aunque su Partido Republicano se echó y ganó una guerra civil a los demócratas, que eran los que esclavizaban a los negros en los Estados del Sur.
Otra más: mientras que los americanos de las ebullentes y adineradas metrópolis de las costas oriental y occidental de los Estados Unidos se sienten representados por la Clinton, los del Centro y del Sur (la América Genuina y más pobre) prefieren al tosco Trump, ese que cae en la tentación en cuanto la tentación lo tienta.
¿Pronóstico? Ganara el que más votos electorales acumule y, para los que todavía no tenemos pasaporte norteamericano, tanto dará que sea el uno como la otra.
Con el que o con la que gane nos conviene llevarnos bien y evitar que se enfade y nos tome tirria.