domingo, 13 de noviembre de 2016

QUE DIOS NOS AMPARE CONTRA EL GOBIERNO



Ahora que se acabaron las excusas para no hacer nada, ha llegado el momento en el que, ya con plenos poderes como presidente del gobierno, Mariano Rajoy se remangue y empiece a hacer algo.
Ya empezó nombrando ministros, que son como los encargados de las empresas que forman el cartel que es España y ahora los encargados tienen que nombrar a los manijeros que brieguen con y embriden a los capataces de cuadrilla que son los funcionarios medios de la administración.
En estas primeras decisiones gubernamentales será donde se forje el improbable éxito o el inevitable fracaso del reelecto Rajoy y, por lo que se husmea, el futuro tiene mala pinta.
Un suponer: quieren hacer presidente de la comisión de exteriores del Congreso a Fernández Díaz, el que manejó los pasados casi cinco años la paz y el sosiego en el interior de España, como ministro del Interior.
Si lo quitaron del cargo que tenía por no haber cumplido a plena satisfacción de Rajoy la vigilancia del sosiego de la España que tan bien conoce por haber nacido en ella, ¿cómo va a llevar las relaciones con el ancho mundo extraespañol, que seguramente desconocerá más que lo que desconocía de España?
O esto de los gobiernos no tiene pies ni cabeza o mandar es algo así como el jabón milagroso que quita todas las manchas.
Y, si todos servimos para todo o nadie sirve para nada, ¿para que queremos gobierno con lo caro que sale mantenerlo y lo incómodo que nos resulta a los gobernados cumplir lo que nos manden los gobernantes?
Mal va la cosa, y no ha hecho más que comenzar a empezar.
Que la infinita misericordia divina nos ampare contra las amenazas inmediatamente venideras, o nos dote de resignación para soportarlas.
Como siempre, y en todas las circunstancias de la vida, en las manos de Dios estamos.