lunes, 14 de noviembre de 2016

QUE NO SE ENFADE RAJOY



La presión (casi tiranía) social del antitabaquismo tiene la culpa de que a Mariano Rajoy se le haya agriado el carácter, tan apacible y pastueño cuando exhalaba el aromático humo de sus puros monumentales, y su sinvivir lo vamos a pagar todos.
En primavera, si los progresistas que no lo dejan fumar  tampoco lo dejan aprobar sus presupuestos, habrá elecciones.
Y es que ganar elecciones es, para Mariano Rajoy, un placer sucedáneo al gusto que lo nirvana cuando, fumando, espera tras los cristales de los alegres ventanales de La Moncloa a que los españoles hagan lo que les mande.
¿Que el contubernio de la oposición se empecina en que no están claras las cuentas presupuestarias que les pida que aprueben? Después de unas nuevas elecciones perdidas lo harán.
Y como los de la oposición están doblemente deprimidos porque todas las elecciones las pierden porque las gana Rajoy, aprobarán sus cuentas como Fernando de Aragón aprobó las del Gran Capitán.
Y, desde los apacibles Ciudadanos a la derecha, a los más enrabietados podemitas a la izquierda,  todos le temen más a unas elecciones contra Rajoy que a una inundación después de una riada.
Se van a enterar estos demócratas que ya empiezan a convencerse de que no todos sus problemas los resuelven las elecciones, sino las elecciones que ganen si es que alguna vez las ganan.
Y como nunca las ganan porque los derrota Mariano Rajoy, a Rajoy le aprobarán los presupuestos o lo que haga falta, con tal de que no se cabree y los vuelva a convocar a las urnas.