jueves, 17 de noviembre de 2016

SERVIR PARA TODO





Los polítícos profesionales, que como su nombre indica son los han hecho de la política la ocupación que les garantice el jamón de bellota para acompañar su  Moet Chandon de cada día, lo mismo entienden de capar grillos que de hacer trasplantes cardíacos.
Ahí tienen, como ejemplo ilustrativo, a Jorge Fernandez Díaz que, cuando dejó de rebuscárselas como el ministro del Interior, y rechazado como presidente de la comisión de asuntos exteriores de la cámara, va a encontrar pesebre amigo en la Comisión de Peticiones.
¿Sirve para algo el que sirve para todo o, en ésta sociedad especializada el que sirve para todo no sirve para nada?
¿Es un político profesional como el jabón milagroso que borra todas las manchas, tanto las de vino como las de grasa?
¿O es que el verdadero, el genuino , el auténtico político profesional es el subordinado eventual que lo mismo le echa una mano a su señorito para resolverle la negativa de una gachí escrupulosa,  que para confirmarle que fue un tal Fleming el que inventó la penicilina?
Había en tiempos pretéritos, que se llaman así porque eran anteriores a ésta democracia sin la que la vida es un imposible categórico, la muy noble y sacrificada profesión de agradador, parásitos interesados de los señoritos, de cuyas sobras engordaban.
¿Qué es un politico subordinado como Fernandez Diaz y los fernandezdiaz de todos los partidos políticos que viven de reirle las gracias y de ejecutar lo que sus señoritos les manden, sino agradadores que engordan de las sobras de sus jefes políticos?
Para que luego vayan por ahí diciendo los ingenuos interesados que esto de la democracia es la improsulta (el non plus ultra) o la guinda que remata y adorna el cucurucho del helado.