domingo, 27 de noviembre de 2016

LA HONRADEZ

Ningún comportamiento humano es casual sino causal: es la respuesta personal a un  hecho que causa y provoca nuestra reacción.
Así que eso de tanto criticar de boquilla a los que están en condiciones de quedarse con lo que no es suyo enmascara la envidia de los que ni nos encontramos en sus circunstancias ni, si nos encontráramos, tendríamos la audacia para aprovecharlas.
Porque, ¿qué es un hombre honrado sino el que no ha podido ni se ha atrevido a ser un sinvergüenza?
Ahí tienen a dos de los pocos hombres notables a los que de lo único que no se les puede acusar es de haber robado
Me refiero, en concreto, a dos a personalidades que Plutarco habría incluido en su catálogo de “Vidas Paralelas”: Franco y Fidel Castro.
¿Se puede afear a alguno de ellos que robaran?
Sería encuadrarlos en la nómina de los tontos porque, ¿para qué iban a robar parte de la riqueza de España o Cuba, si la totalidad de esas naciones eran de su propiedad?
Y serían lo que fueran, pero ni Franco ni Fidel Castro fueron tontos.