sábado, 10 de diciembre de 2016

PURGA EN PODEMOS

Estos rojos de Podemos son unos rojos de mentirijillas  a los que la mala leche característica de los rojos de verdad se les va por la boca, como se escapa el gas de las bebidas carbonatadas en cuanto se les quita el tapón.
Amagan y no dan, se enseñan los dientes y no se muerden, dan a entender pero no se aclaran.
En definitiva, como rojos,  son un fraude estos rojos de Podemos.
O esta personal apreciación de que los rojos de Podemos son unos rojos de guardarropía, a lo mejor, es una trampa que ensayaron y tramaron en las tenebrosas tenidas de sus logias para que los que no somos todavía rojos como ellos nos confiemos, y creamos que son rojos de coña.
Una degradación de la vida civilizada que, a medida que suplanta la esencia por la apariencia, induce a los que no somos rojos a confiar en que los comunistas tampoco lo son.
Ya casi lo han logrado porque la publicitación de aparentes discrepancias entre Pablo Iglesias y Errejón recuerda las purgas ordenadas por Stalin contra kulaks, zinovievitas o trotskistas.
Pero aquella experiencia soviética de verdad aconseja no fiarse de esta comedia de Podemos , hasta que desaparezcan de la escena Errejón o Iglesias.
El que siga al mando será el que llevaba la razón y el que desaparezca, obviamente, el equivocado.
Porque toda esta gente que precia la igualdad sobre la libertad (Franco, Hitler, Stalin, Mao, Castro o el superviviente del duelo Iglesias-Errejón), convencen de que su teoría es la válida eliminando a los discrepantes.
Mientras tanto, esa apariencia rivalidad entre las dos cabezas que ahora parece que tiene Podemos tiene más pinta de comedia que de drama.
A los ya aburridos espectadores del prolijo espectáculo que están interpretando empieza a abrírsenos la boca de tedio.

Que desparezca cuanto antes el malo para que aplaudamos al que sobreviva, que naturalmente será el bueno. O el menos malo.