lunes, 12 de diciembre de 2016

A MIAMI PARA SABER DE TRUMP

Como ya está uno aburrido de tanto leer en España las mismas opiniones sobre los mismos asuntos, en la larga tarde de ayer domingo, sin nada en qué pensar y sin nada que decir, me dí un garbeo con Internet por el ancho mundo de la extranjeria y aterricé en Miami,  donde me puse a leer el Miami Herald.
(Hay que advertir que, como uno también ha estado alli cuando era joven, no perdí el tiempo contemplando el paisaje sino leyendo la prensa, que es como mejor se entera uno de lo que los que mandan quieren que crean los que obedezcan).
Y ya puestos, me llamó las atención un comentario del  respetado Michael Kinsley sobre Donald Trump, ese hombre que da miedo a todos, sin que a nadie haya tenido todavía ocasión de hacerle daño.
Decía el hombre que lo primero que llama la atención es que todo el mundo coincida al llamarlo fascista, obviamente el  calificativo para referirse no a alguien adscrito a esa peculiar aberración ideológica, “sino a cualquiera que a uno no le guste”.
Señala el articulista que todo el que tache de fascista a otro lo hace porque carece de argumentos sólidos y convincentes para desprestigiarlo.
Como todo lo que hecho hasta ahora Trump en su vida ha sido negociar con el gobierno en beneficio de las empresas de las que era dueño, al cambiar de bando puede que los americanos salgan ganando porque las empresas tendrán como oponente en las negociaciones a alguien que ha demostrado ser tan bueno o mejor negociador que ellos.
La más benévola aplicación de fascista a un dirigente político es la que define al partidario de una alianza de objetivos entre el Estado y las Corporaciones nacionales, que tenga como consecuencia el dirigismo social de la población.
Sobre las perspectivas de Trump como presidente de los Estados Unidos apunta a su convicción de que, como demostró en sus declaraciones de la renta, fue capaz de pagar legalmente menos de lo que le hubiera correspondido si hubiera sido otro el contribuyente por su superior habilidad de librarse legalmente de los pagos.
El nuevo presidente quiere ejercer el cargo para demostrar a todos y a sí mismo que es más astuto que los demás y lo tienta la Presidencia de los Estados Unidos por su superior exposición al escrutinio y la gloria del que lo ejerza. 

La política exterior del Trump presidente norteamericano será un escenario en el que espera demostrar que, si fue el más listo de los Estados Unidos, será también el más astuto de los gobernantes del resto del mundo.