lunes, 30 de enero de 2017

MUJERES Y HOMBRES

Uno se siente particularmente desgraciado cuando todo con el que se codea irradia felicidad.
Así que como el hombre (y la mujer) nacieron con el inconsciente objetivo vital prioritario de ser felices, cuando descubren que estando juntos multiplican por dos la felicidad que ambos procuran individualmente, van y se casan.
O no se casan, pero comparten lo más posible el tiempo en que, juntos, incrementan la felicidad  de cada uno en la misma proporción en la que aumenta su desazón cuando están alejados uno de la otra y la otra del uno.
Por eso el número de matrimonios aumenta en tiempos en los que, juntos hombre y mujer, logran más fácilmente lo que a  cada uno por su lado les cuesta más esfuerzo conseguir.
Simplificando las peculiaridades de unos y otras: ¿qué tiene el cuerpo del hombre que la mujer sea  capaz de complementar y qué tiene la anatomía de la mujer que pueda complementar el hombre?
Salientes y entrantes, concavidades y convexidades.
Como esos juguetes en los que se necesita habilidad para encajar una pieza en otra para que el resultado final tenga un sentido lógico, el rompecabezas que es la humanidad tendrá sentido cuando las piezas hombre y mujer se acoplen.


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