Si Pedro
Sánchez hubiera sido presidente del gobierno de España, (no se debe decir fú
hasta que pase el último gato) seguramente habría dicho una frase parecida a
otro que sí lo fue de Estados Unidos, para desgracia de su pais.
Me refiero a
John F. Kennedy, que heredó del sobrio Eisenhower una nación tan sólida y
modesta como lo era en persona el general, y le dejó a Lyndon Johnson unos
Estados Unidos desquiciados e histéricos.
Que Dios no
hubiera querido que Sánchez pasara a la historia de España por terminar como lo
hicieron terminar a Kennedy su mandato,
sino por decir una frase tan hueca y de oropel como con la que lo empezó el
norteamericano su presidencia: “…no te preguntes qué puede hacer por tí tu
pais, sino qué puedes hacer tú por tu pais.
Y es que hasta
Kennedy, el menos partidario de inmiscuirse en la vida de los ciudadanos, con
la posible excepción de Franklyn D, Roosevelt, habría parecido un irresponsable
consentidor en comparación con la actitud de ama de llaves metomentodo de los
políticos españoles.
Así que,
puestos a soltar una frase digna de ser esculpida en piedra, Sanchez habría
dicho, más o menos, algo así: “…porque en ésta España que hoy empieza, los
españoles no tienen que preocuparse por
su futuro. El gobierno se preocupará por el futuro de los españoles”.
Y redondearía:
“no pienses en lo que la España que hoy empieza necesitará que hagas, digas o
pienses. El gobierno de España te dirá lo que tienes que pensar, hacer y
decir”.
Y es que, al
contrario que los norteamericanos sabiamente suspicaces del gobierno que les
intente organizar sus vidas, los españoles necesitamos que quien nos mande nos
imponga hasta la frecuencia con que debemos mudar la ropa interior.
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