Los aspìrantes a delincuentes de
la periferia española estamos con el
alma en vilo: como los del tribunal supremo se traguen que Mas no delinquió
porque no fue previamente advertido de las consecuencias de su delito, a ver
quien tiene cuajo para meternos en la cárcel.
Porque sabemos que eso de matar es
delito penado con cárcel, pero si los jueces aceptan la excusa de Mas de que no se lo comunicaron por escrito, mañana
mismo me cargo a la cartera, que todos los mediodías me despierta para que le
abra el portal.
Porque la gravedad del delito
debería ser catalogada por la víctima y a mi me parece infinitamente peor que
la cartera me despierta que lo de echar papeletas ilegales en una urna ilegal
y, para colmo en Cataluña, a mil kilómetros de donde vivo.
A los que no tenemos méritos
suficientes para que nos hubieran nacido en Cataluña, lo de los pujoles, los
mases y las colaus nos tiene hasta los pelos que llevábamos donde ahora lucimos
la calvicie.
Lo condenen o lo absuelvan por lo
del referendum que el Tribunal Supremo le había mandado que no organizara, Mas
es culpable de un delito mayor: el de que las radios, las televisiones y los
periódicos hablan tanto de Cataluña.
Tiempo que se pierde hablando del
asunto catalán es tiempo que perdemos los no catalanes sin que se nos hable más
de lo que más nos importa: del Real Madrid y de Cristiano Ronaldo.
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