miércoles, 29 de marzo de 2017

IRENE Y HERODIAS



“Dos que duerman en el mismo colchón”—decían los antiguos—“se vuelven de la misma condición”.
Y el mundo habrá cambiado tanto que llaman justicia social a lo que antes se conocía por  caridad, pero la gente de ahora hace lo mismo que la de antes, y siempre por conveniencia propia y no por necesidad ajena.
Los ricos daban parte de lo que les sobraba a los pobres para asegurarse asiento en el patio de butacas que era el cielo, y ahora se dejan quitar parte de lo que tienen para que el Estado se lo dé a los pobres, y así aplacar la ira estatal.
¿Y los ricos de antes no le entregaban en bandeja de plata a su concubina la cabeza del que los ponía de vuelta y media por el placentero concubinato en el que tan ricamente fornicaban?
Pues el tiempo, que es un mojón caminero estático rebasado por los que circulen por la carretera que es la vida, tan impávidamente ve cómo pasan Herodes o Pablo Iglesias.
Y es que el antiguo Herodes Antipas y el moderno Pablo Iglesias se han visto sometidos al mismo compromiso.
No es posible, si no me explica cómo pueden ser similares dos acontecimientos que tan separados en el tiempo pueden tener semejanza.
Pues que Irene Montero, favorita de turno de Pablo Iglesias quiere, como la concubina Herodías  le pidió y obtuvo de Herodes Antipas la cabeza de Juan Bautista que la criticaba  por su especial relación con  el mandamás, que Mariano Rajoy eche a Soraya Sanz de Santamaría.
¿Y obedeció Iglesias a su Montero?
No pero casi porque, porque como el lider de Podemos todavía no manda en todos sino en una parte reducida de los españoles, no pudo acceder a lo que su favorita de turno le exigía así que, para salvar su liaison sólo exclamó: “Sinvergüenza”
Los conspicuos observadores de la merienda de negros que es el congreso de los diputados discrepan sobre el destinatario del exabrupto: unos dicen que llamó sinvergüenza a Rajoy, otros que a Soraya y hay algunos que aventuran que llamó sinvergüenza a su propia novia.

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