miércoles, 5 de abril de 2017

LAS TROMPETAS DE JERICÓ

A una persona en su sano juicio, y al conjunto de personas emparentadas por su origen y su destino comunes se le suele llamar pueblo, le preocupa más lo desconocido que tienen por delante que lo conocido que dejaron atrás.
¿Por qué al conjunto de personas que es el pueblo español le preocupa más el franquismo del que escaparon que esa mítica democracia que buscan y no encuentran desde 1975?
Cuarenta años largos tardaron los judíos en llegar desde el Egipto del que escaparon a las murallas de Jericó, último obstáculo para entrar en su tierra prometida, y tan ansiada por ellos como los españoles ansían la democracia desde 1975.
¿Y cómo derribaron los judíos aquel último obstáculo? A trompetazo limpio.
(El estruendo inesperado para el que duerme plácidamente la siesta es infalible para sacarlo de su pasiva modorra y devolverlo a la productiva actividad del trabajo con el que se gane las habichuelas).
El día en que se dejen oír los claros clarines y los vivos reflejos de la espada anuncien que el cortejo está llegando, los españoles se sobresaltarán y, sin perder tiempo remangándose, volverán al tajo.

O, y ese es el peligro en el que más vale no pensar, empuñarán el martillo y blandirán la hoz.

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