martes, 4 de abril de 2017

LO DE GIBRALTAR



Sea usted un socio cumplidor y respetuoso de las normas que te imponga al club conocido por Unión Europea para que, en retribución por tu dócil servilismo te hagan la puñeta.
Pues eso es lo que la Unión Europea le ha hecho a España al avisar a Inglaterra de que tiene que acordar con España el futuro de Gibraltar y sus ciudadanos, como parte del acuerdo que regule las relaciones una vez abandone la Unión.
Y, para complicar más el embolado, los siempre belicosos ingleses no han tardado ni un minuto en advertir a los últimamente mansos españoles de que defenderán su posesión gibraltareña por el método con el que la conquistaron: a cañonazo limpio.
Si los españoles se quieren quedar con Gibraltar, ha dicho un eminente inglés, Inglaterra mandará sus barcos y sus soldados para que lo impidan, como hicieron cuando otro país de estirpe española como Argentina, quiso recuperar su Malvinas, unas islas que los ingleses conocen por Falklands.
No hay que menospreciar la amenaza porque, si  los belicosos ingleses han ganado desde hace siglos todos los conflictos internacionales en los que intervinieron, los españoles los perdieron todos .
Son dos pueblos tan opuestos que se parecen: mientras los ingleses ganan todas sus guerras contra extranjeros, los españoles las pierden, y solo ganan las guerras contra otros españoles.
Aunque solo fuera por esa característica diferencial, los españoles debería evitar una guerra contra los ingleses, con vencedor inglés fatalmente inevitable.
Pero es que ésta derrota a la que España estaría predestinada no sería la mayor desgracia porque,¿ y si (cosas más raras de han visto) son las armas españolas las que en ésta insólita ocasión, perdieran los ingleses y ganaran los españoles?
De la roca buena para nada enclavada en un entorno feraz útil para todo viven decenas de miles de españoles que trabajan en Gibraltar.
¿De qué vivirían los relativamente pocos que ahora viven en la roca y las decenas de miles de españoles que en la roca se ganan las habichuelas?
La prudencia aconseja no precipitarse en la toma de decisiones que alteren lo que hay (el “status quo”, que dicen los finos).
Si lo malo cambia para peor, mejor seguir como estamos.

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