jueves, 8 de junio de 2017

BANDOLEROS ROJOS



¿Por qué incomoda al rojerío español que un millonario regale a la sanidad publica española una millonada?
¿Es que los rojos que protestan son tan tontos que le miran los dientes al caballo regalado?
¿Es porque esos 300 millones que Amancio Ortega ha donado a la sanidad pública española les parecen demasiado pocos millones?
¿O será porque Ortega ha hecho su donación de forma voluntaria y para un propósito específico?
Los que protestan tienen sus motivos para airear sus quejas.
Los rojos quieren implantar una forma de organización de la sociedad  en la que su partido sea el embudo en el que, por su parte ancha, vierta la gente todos su esfuerzo y todo el fruto de su esfuerzo y, por su parte estrecha reparta a su antojo a la sociedad el sobrante de lo que haya quedado adherido al cuerpo del embudo.
Ortega, con su donación, se les ha adelantado al demostrar que puede llegar al sistema sanitario todo lo donado, y no solo lo que no se perdió entre los infinitos engranajes de la administración.
Y es que todas las administraciones públicas, y más que ninguna de ellas las rojas, son como aquellas legendarias cuadrillas de bandoleros que tanto deslumbraron a los extranjeros del romántico siglo XIX.
¿Cómo se habría quedado el capitán de la cuadrilla bandidesca si uno de los viajeros desvalijados los hubiera conminado a que no se gastaran en vino y putas el botín?


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