lunes, 26 de junio de 2017

PERROS RABIOSOS



   Repulsa es, en la segunda acepción del Diccionario de la Academia Española la repugnancia que provoca el olor, sabor o visión de algo.
Es, pues, un sentimiento relacionado íntimamente con quien lo experimente.
Un suponer: los excrementos ajenos no provocan repugnancia al coprófago, ni el asno aprecia el meloso dulzor de la miel.
Y referente a las personas humanas, o por lo menos a los que su apariencia externa inducen a creer que lo son,  pasa lo mismo.
Un verbigracia: los pastoreados por Pablo Iglesias en la piara de Podemos.
Aunque embutidos en caras indumentarias que tan cumplidamente imitan los harapos, podrían pasar por personas humanas y hasta las palabras sueltas con las que expresan su ira endémica podrían inducir a confundirlos con ellas.
Pero,¿y cuando unen una palabra con otras?
Es en ese caso cuando revelan su condición y parecen lo que son: ladran y aúllan para atemorizar a los jinetes que persiguen.
¿Son los de Podemos un caso claro de la involución de la especie, que reconvierte en fiera a la fiera humanizada que es el hombre?
¿Los irá amansando paulatinamente la carne que engullen después de arrancarla a dentelladas de sus presas en fuga?
¿Se limitan a despedazar a los que no son como ellos son, o además les contagian su rabia a los que muerden?
El tiempo lo dirá: puede que el estómago saciado aburguese a la famélica legión podemita o que, cuando hayan devorado a los que no son como ellos, se líen a mordiscos entre ellos mismos.

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