sábado, 1 de julio de 2017

EL QUE NO LLORA NO MAMA



Ahora que ha retoñado el viejo tronco mustio desde hace una década, ha comprobado que la rama recién brotada exige la savia troncal llorando.
Como la humanidad es un bosque, las ramas de los viejos árboles retoñan periódicamente para remozarse en yemas que acabarán siendo ramas y las semillas de sus frutos germinarán en nuevos árboles.
Hombres y árboles, pues, nacen, crecen, se reproducen y mueren en una sucesión de eslabones que es la cadena de la vida.
Cadena de hierro si la vida es ingrata o gargantilla de oro si es placentera, naturalmente.
Si a la acumulación de hombres en un  espacio diferenciado se le llama pueblo, el pueblo catalán tiene características diferenciadoras de otras concentraciones humanas, de otros pueblos.
¿Qué hace distintos a los catalanes?
Su especial habilidad para llorar los ha arregostado a que les den la teta que exigen porque, por quererlos más que a los demás hijos o para que no molesten y dejen de llorar, la madre siempre cede.
La consecuencia de esa debilidad de la madre para con los catalanes es la endeblez perpetua de los demás hijos que, como no lloran como ellos, maman menos.
En esas estamos desde hace varios siglos y ya es el momento de poner pié en pared.
O a los pueblos más endebles que los catalanes se les despeña por el Monte Taigeto como hacían los espartanos con los espartanitos mas desvalidos, o se calma a los catalanes con cachetes en el culito, a un ritmo de rigor creciente.
   Son ustedes una democracia, ¿no?
    Pues lo que la mayoría (catalanes y no catalanes) decidan es lo que deberían hacer los gobiernos que están para obedecer los deseos de sus electores y no para que los electores  paguen los caprichos de los electos.

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