lunes, 9 de octubre de 2017

FANFARRON




Como al valentón del soneto con estrambote de Cervantes le va a ocurrir, en el mejor de los casos, al fanfarrón Puigdemont:
“Y luego, incontinente,
caló el chapeo, requirió la espada
miró al soslayo, fuese y no hubo nada”.
¿Tanto rugir como león para acabar huyendo con el rabo entre las patas como perro ladrador, que suele ser poco mordedor?
Qué pena, penita pena la del empresario periodístico subvencionado que durante un tiempo fue subvencionador de empresarios periodísticos…
   No fue efímera su gloria. Ni siquiera hemísfera, porque no alumbro ni deslumbró a la minúscula mitad del globo catalán.
En su obnubilación mayestática, el que nació planeta destinado a girar alrededor  de la estrella que lo ilumina se sintió el sol que irradia luz a los satélites catalanes.
Pobre e iluso Satanás que en un rapto de megalomanía se empecinó en mandar a los que había nacido para obedecer.
“Inclina tu frente, altivo Sicambro: adora lo que quemaste y quema lo que adoraste”.
Y que la historia te sea piadosa y te ignore.


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