Hablando de lo
de Cataluña, ¿han servido las autonomías para algo más que para que se repartan
el poder y el bienestar ocioso los cada vez más que vampirizan a los cada vez
menos que producen riqueza?
Tiempo perdido
y oportunidad desperdiciada, si la crisis secesionista catalana se ventila haciendo
retroceder el tiempo al momento en que Puigdemont amago y no concretó la
declaración de independencia.
España
condenada a su perpetua ambigüedad contradictoria: invadida e invasora, verdugo
y mártir, depredadora y presa.
Pueblos como
los distintos pueblos españoles a los que solo la fuerza unió no necesitan para
volverse a dispersar estímulos adicionales.
Y las
autonomías llevan en sus genes el tentador impulso a dar un paso más: el de la
independencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario