domingo, 3 de diciembre de 2017

COMO DEBE SER

 En una vivienda que sirva para que sus ocupantes vivan con comodidad no pueden faltar la despensa ni el sumidero.
En España, vivienda de los españoles, la despensa funciona más o menos bien gracias, o por culpa, del gobierno central que hace acopio de lo que todos producen y reparte lo que todos consumen.
¿Y el sumidero?
En España el sumidero son las autonomías, insaciables transformadoras en detritos llamados “deficit” de los recursos alimentarios que desde el Estado Central les lleguen.
Suelen gastar las Comunidades Autónomas más de lo que reciben del Gobierno Central y de lo que ellas detraen de sus propios administrados.
La diferencia entre los fondos que administran esas administraciones comunitarias y lo que ingresan por todos los conceptos se llama déficit.
Las comunidades autónomas españolas han gastado sistemáticamente más de lo que ingresan, por lo que su déficit se cifra ahora en 286.000 millones, 157.000 de ellos  al Estado Central y el resto a diferentes acreedores.
Para dejar de ser insolventes según criterios internacionales, las comunidades autónomas españolas, que recaudan unos 128.000 millones de euros al año, deberían rebajar unos 150.000 millones de euros del total de sus deudas.
Si la España de las autonomías se ha demostrado un fracaso económico, todavía más grave es su incidencia negativa para la consolidación política de la Nación española.
En al menos cuatro de las 17 comunidades autónomas el sentimiento separatista residual históricamente se revigoriza cada vez más, y empieza a parecer una posibilidad más o menos remota la fragmentación de España como Estado Nacional.
¿Por qué sobrevive la España de las Autonomias?
Porque, lo mismo que los atracadores profesionales, los políticos consiguen más fácilmente su botín donde de la vigilancia se encarguen varias empresas policiales enfrentadas entre ellas que de la que solo un responsable asuma la persecución de los ladrones.
Conclusion:
Si los españoles quieren volver a Una España Grande y Libre que acaben con las autonomías, metan en la cárcel a los políticos y obedezcan, adulen y veneren al que mande.

“Comme il faut”, que dicho en francés suena más suave pero que en español significa “como debe ser”, “como siempre ha pasado”.

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