Así, como sin darnos cuenta, los españoles llevamos
padeciendo el sistema democrático de desgobierno seis años más de los que
disfrutamos el gobierno dictatorial del General Franco, conocido por los
íntimos como “el Caudillo”.
¿Era tan feroz
la dictadura para los que la pedecieron en vida como la describen los que
hablan de ella por lo que han oído decir a los que tampoco la vivieron?
Hay que
asumir, por descontado, que los que mandaron en la dictadura disfrutaron de
ella tanto como ahora disfrutan los que mandan en ésta democracia.
Pero, ¿y para los
que tan jodido es enero como febrero?
Pues para
esos, que somos casi todos, lo único que ha cambiado es que las maledicencias
que antes murmurábamos en privado las podemos decir y oir ahora en público.
Pero a los que
maldecíamos en voz baja durante la dictadura y a los que hasta en la televisión
podemos ahora afear sus desafueros les da lo mismo lo que de ellos se dijera
antes o se diga a voces ahora.
Ladrar a los que
cabalgan es un derecho que nadie puede quitar a los perros.
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