miércoles, 15 de febrero de 2017

TRUMP EL MALO

Que a Donald Trump le han montado un  calvario desde antes de que se le ocurriera decir que quería ser presidente de los Estados Unidos es evidente.
Y tampoco se puede ignorar que en el sanedrín que lo ha mandado crucificar han coincido tanto norteamericanos como extranjeros, moros de religión como cristianos de creencia, gordos como truenos y flacos como suspiros.
Tanta coincidencia entre gente tan distinta es sospechosa.
A nadie se le ocurrió llamar democracia a la dictadura unánimemente aplaudida de Franco y, sin embargo, no hay democracia más perfecta que la que todos apoyan porque todos coincidan en su bondad.
Pruebas del enjuague que es este tongo concertado en el mundo para que sea sospechoso este repudio a Trump:
a) A los seis meses de haber empezado a mandar, ya le dieron a Obama el premio nóbel de la paz por su mediación en el conflicto de Oriente Medio que, al final de su mandato, dejó infinitamente más enconado que cuando empezó a mandar.
b)La guerra civil racial en los Estados Unidos se envenenó más que nunca mientras Obama mandaba.
c) La expulsión de territorio norteamericano de extranjeros entrados ilegalmente se recrudeció con Obama muy por encima de lo que hasta entonces era normal.
Conclusión: que en éste mundo es más importante parecer que ser y, así,  es bueno el que los demás consideran que lo es y malo el que la mayoría opina que no es bueno.

Cosas de la democracia, esa fullería que relativiza todos los valores absolutos predemocráticos y en la que es cierto que los burros vuelan, si una mayoría dice que los han visto volar.