jueves, 16 de febrero de 2017

PILLERIAS

El pillo es un pajarraco de patas largas, plumaje blanco y negro que se las rebusca en lagunas, rios y tierras húmedas y se alimenta de culebras y otras porquerías.
Pero también se le llama pillo al individuo humano que tiene la habilidad necesaria para engañar a sus semejantes, sobre todo si son tan ingenuos que todavía no se han percatado de que el hombre es el lobo del hombre.
¿Es un pillo Pablo Iglesias, ese profeta que le promete a los que les falta el dinero que a él le sobra, que va a repartir con ellos lo que, si lo ayudan, le quitarán a los que dice que tienen demasiado?
Puede que lo sea o que, si no un pillo, sea lo bastante listo como para no morderle la mano al que le dio el primer mendrugo que lo encaminó de la miseria a la abundancia,
Pues eso es lo que Felipe González y José María Aznar querían que hiciera el pillo Iglesias, que anda ahora enfrascado en ser lo que ellos fueron.
Evidentemente, en ese juego entre pillos, el tunante actual Iglesias eludió la trampa de los pillos pretéritos González y Aznar, en baja forma desde que dejaron de competir en las martingalas políticas en las que Iglesias está en plena forma.
Los dos ex presidentes del gobierno querían que el que quiere ser próximo presidente se desengachara de la tutela de Nicolás Maduro, heredero del pesebre de Hugo Chávez, en el que Iglesias sació sus primeras hambres.
¡Torpes Gonzáles y Aznar!
Hasta que se jarte con lo que le saque a los españoles, si es que alguna vez es presidente del gobierno, y pueda comer en el pesebre nacional español, ¿cómo va a partir peras con el venezolano?
¿Y si tardara unos años más de lo que espera en ser presidente de España?

”Más vale”, reflexionó Iglesias para rechazar la petición de González y Aznar; ”pájaro en mano, que ciento volando”.

EL FESTIVAL DE EUROVISION

Ya es tarde porque parece que ya esta designado el que, representando a España, va a cantar (se dice que en inglés) en el festival ese de la eurovisión, ¿ o será “Urovisión” por aquellos toros prehistóricos que, más que romper, destrozaban plazas?
El fracaso de éste año está garantizado por las experiencias de los anteriores representantes, cuyo mayor logro fué que no los apedrearan.
Fracaso de esos cantaores es,  fue y será fracaso de España que, a los que la amamos, nos duele como un desengaño personal.
Por eso, a los pocos hombres lúcidos con que los dioses dotaron  a ésta idiotizada España, nos corresponde acudir en auxilio de la Patria.
Asumido que es inevitable la envidia y el odio que Europa nos profesa por haber entorpecido la difusión de la herejía protestante, dejemos de pensar en Europa para preocuparnos de nosotros mismos.
Con la convicción de que lo que es bueno para España no es bueno para Europa y de que lo que es bueno para Europa es malo para España, aprovechemos los próximos festivales de eurovisión en provecho propio y perjuicio de los europeos.
Así, las comunidades autónomas, cada una de ellas síntesis de las pocas virtudes y los muchos vicios de la totalidad de España, se rotarán por orden alfabético en la representación del arte escénico y musical del conjunto del pais.
Es lo que se llamaría sinécdoque: la representación de la totalidad  por una de las partes incluidas en el todo.
Un suponer: el primer año, el que viene, como la primera de las comunidades por orden alfabético sería Andalucía, a Susana Diaz, que es de Triana y manda en Andalucía, le correspondería organizar, en representación de toda España, a los que vayan al Festival de la Eurovisión.
Como es natural, iría una bailaora vieja y metida en carnes que sacudiría torpemente la deshilachada falda y pisotearía el suelo, mientras un mocito juncal y cañí jipara a gritos, acompañado a la guitarra por un ennegrecido calvo malencarado.
La “mise en scene” se reduciria a una enorme sábana que en su dia fue blanca, con un descomunal reloj redondo y sin agujas pata marcar las horas y los minutos, que representaría la inmovilidad del tiempo, simbolizando la inmutabilidad de España.
Quedaría en tan mal lugar, o peor, que el fulano que va  a cantar en inglés este año, pero en vez de cabrearnos, nos jartaríamos de reir.

Y si los espectadores apredrean a los andaluces-españoles, que se traigan para España las piedras que les tiren, que es una manera de ampliar las fronteras de España que los separatistas españoles se empeñan en reducir.