lunes, 20 de febrero de 2017

LOS SINDICATOS

Ahora que estamos a punto de que vuelva a reír la primavera, dejemos que la imaginación vuele como un bando de alondras mañaneras.
Imaginemos que publica la prensa:
“Representantes de Mercadona y El Dia organizan en común una campaña publicitaria para incrementar las compras en los supermercados”.
Evidentemente eso es imposible porque lo que a cada una de las dos empresas les interesaría sería aumentar sus propias ventas, preferiblemente robando clientes a su competidor.
¿Por qué, entonces, las dos principales empresas españolas dedicadas a vender protección sindical a los obreros se manifestaron juntas en Madrid?
Hay algunas razones que lo podrían justificar:
a) Que la actividad sindical en España, país que supuestamente establece como norma la libre empresa y la libre competencia, no se aplica esa doctrina.
b) Que hace falta una legislación anticártel para proteger al consumidor contra los abusos de compañías que monopolicen el suministro de bienes y servicios, para que el cliente tenga que comprar lo que al vendedor le interese y al precio que fije.
c) Que si el trabajador no es el destinatario principal de la actividad sindical, sería oportuno saber de qué cliente esperan conseguir los sindicatos lo que en la manifestación reclamaban.  
El Capo de Comisiones Obreras, Fernandez Toxo, dio una pista en su discurso: “exigir al gobierno que cumpla” lo que los manifestantes pedían”.
Lógico porque la empresa que en España tiene en nómina de forma directa al mayor número de empleados es el gobierno.
Aunque debería observar una neutralidad absoluta en la libre competencia entre empresas que no formen parte de la Administración Pública, reparte subvenciones, exenciones y concesiones a todas las demás empresas, nominalmente en manos privadas.
Pero si el gobierno abandona la neutralidad que garantice su imparcialidad en conflictos entre discrepantes, deja de ser gobierno de todos para ser gobierno contra una parte de los gobernados.

Más o menos, lo que es ahora.

SINDICATOS

Ahora que estamos a punto de que vuelva a reír la primavera, dejemos que la imaginación vuele como un bando de alondras cantarinas.
Imaginemos que publica la prensa:
“Representantes de Mercadona y El Dia organizan en común una campaña publicitaria para incrementar las compras en los supermercados”.
Evidentemente eso es imposible porque lo que a cada una de las dos empresas les interesaría sería aumentar sus propias ventas, preferiblemente robando clientes a su competidor.
¿Por qué, entonces, las dos principales empresas españolas dedicadas a vender protección sindical a los obreros se manifestaron juntas en Madrid?
Hay algunas razones que lo podrían justificar:
a) Que la actividad sindical en España, país que supuestamente establece como norma la libre empresa y la libre competencia, no se aplica esa doctrina.
b) Que hace falta una legislación anticártel para proteger al consumidor contra los abusos de compañías que concierten entre ellass el suministro de bienes y servicios, para que el cliente tenga que comprar lo que al vendedor le interese y al precio que fije.
c) Que si el trabajador no es el destinatario principal de la actividad sindical, sería oportuno saber de qué cliente esperan conseguir los sindicatos lo que en la manifestación reclamaban.  
El Capo de Comisiones Obreras, Fernandez Toxo, dio una pista en su discurso: “exigir al gobierno que cumpla” lo que los manifestantes pedían.
Lógico porque la empresa que en España tiene en nómina de forma directa al mayor número de empleados es el gobierno.
Aunque debería observar una neutralidad absoluta en la libre competencia entre empresas que no formen parte de la Administración Pública, reparte subvenciones, exenciones y concesiones a todas las demás empresas, nominalmente en manos privadas.
Pero si el gobierno abandona la neutralidad que garantice su imparcialidad en conflictos entre discrepantes, deja de ser gobierno de todos para ser gobierno contra una parte de los gobernados.

Más o menos, lo que es ahora.