Hay leyendas
que son la narración novelada de hechos reales.
Por ejemplo, la
del matriarcado vasco, ahora tachado de euskaldun.
Por ejemplo, la
del machismo español, conocido en Euskadi por maketo.
Por propia
experiencia de padre de tres hijas, estoy más cerca del caso euskaldun que del
maketo y me consta y doy fé de que mis tres hijas son más inteligentes, más
perseverantes, más estoicas y mejores que yo.
Y como yo soy
lo que soy porque he sabido que, más que guiar a mis hijas me conviene dejarme
guiar por ellas, he alcanzado la sabiduría relativa en mi vejez y hago lo que me digan mis hijas, aunque siga
pareciendo que mis hijas hacen lo que yo les diga.
Así me no soy
facha, paleto, choni o pobre como la encuesta de la televisión vasca dice que
somos los españoles.
Entonces, ¿qué
soy?
Soy de
Santurce, bonita aldea. Soy del pueblo que gana en las regatas de las
traineras.
Siempre, claro
está, que para que me den el carné que me identifique como euskaldun no tenga
que cortar troncos, levantar piedras ni romperme las manos intentando que una
pelota choque contra una pared.