domingo, 2 de abril de 2017

LA OPOSICIÓN REACCIONARIA

Una parte sustancial de ésta malaleche que cada vez afecta a una mayor proporción de la gente de éste mundo en el que padecemos más que disfrutamos se debe a que la gente ignora tanto el idioma en que se expresa que, para descansar de las ocho horas que cada día se pasa sentado como escribiente, lo mandan subir una montaña de ocho mil metros.
Y, para recuperar la normalidad de aquel período anormal en el que  se obligó a los españoles a vivir sin preocuparse de la política, se les recetó empacharse de política las 24 horas y pico de cada día.
Y sabemos los que arrieros de la vida somos que la bestia lleva mejor su paso natural mientras menos veces se le grite ”arre” para que acelere el paso o “so” para que se pare.
Y el desastre de los desastres es cuando hay un arriero que manda al burro parar, y   otro que  quiere que acelere el paso, o que acelere el paso cuando el arriero titular pretenda que se pare.
Y en ésta recua mal patroneada por los arrieros de la política española que son los políticos profesionales eso es lo que pasa. No se entienden.
El titular  para obligar a los burros a seguir el paso y mantener el ritmo de marcha se llama gobierno y el que contradice sistemáticamente las órdenes del arriero-gobierno responde al nombre de oposición.
Es el gobierno, como arriero titular de la recua, el que tiene el derecho y el privilegio de marcar rumbo y ritmo de marcha, el responsable de la acción.
¿Por qué, entonces el arriero-oposición del arriero titular que es el gobierno lo tacha permanente de reaccionario?

Aquí hay que pararse un largo momento para aclarar la confusión  antes de seguir la marcha y, por lo menos, precisar de un vez por todas que el que se encarga de estorbar lo que otro quiere hacer es el que se ha ganado que lo llamen reaccionario.