viernes, 21 de abril de 2017

RAJOY ENCHIRONA A LOS SUYOS

Vamos muchos por la vida como petrimetres de chaqué blanco, nardo en la solapa y bastón de mimbre con empuñadura de obsidiana paseando por un lupanar.
Observando la mierda y afeándola mentalmente pero siempre atentos para que, en cuanto el momento sea propicio, nos enmerdemos sin que se note.
Eso, más o menos, es lo que ocurre en España con la política. Se cargaron a don Niceto Alcalá Zamora porque un extranjero le había regalado un reloj de oro a su sobrino.
Después de eso vino la guerra civil que costó a España más que todos los relojes de oro fabricados hasta entonces y desde entonces.
Y, como la historia es un permanente volver a empezar, en las mismas andamos: cargarnos el ten con ten en que los españoles han invertido 50 años, para que a otro don Niceto llamado Mariano Rajoy le quiten el cargo porque sus innumerables sobrinos políticos se llevan el santo y la limosna, todo el parné al alcance de sus cargos.
¿Son Rajoy y su partido los únicos que en España se quedan con lo que no es suyo?
Ojalá así fuera.
Lo que ocurre es que para ser descuidero, que es como los policías buenos nos llaman a los carteristas malos, hay que tener mucho cuidado para que no te trinquen.
Y es evidente de toda evidencia que los carteristas de la banda de Rajoy son más torpes que los de las otras bandas conocidas también por partidos políticos.
Todos sabemos por las películas que las más eficaces bandas de malhechores son las que más eficazmente están capitaneadas.
Y  Rajoy, que manda tanto en sus carteristas como en los agentes de la brigadilla de la guardia civil encargados de su enchironamiento, cuida más a los segundos que a los primeros.
Mientras mande Rajoy, ¿para qué necesitan mandar los jefes de las bandas rivales, los mandamases de los partidos que se le oponen?

Ninguno de los jefes de banda que le disputan el mando a Rajoy podrá  encarcelar nunca a tantos partidarios de Rajoy como el actual presidente del Gobierno y del PP está metiendo en la cárcel.