martes, 6 de junio de 2017

NAVARROS REPUBLICANOS



   Son estos navarros de ahora la esperanza perdida de los españoles de siempre, porque todos los españoles aspirábamos a ser lo que los navarros eran.
Si en el futuro los navarros consiguieran rebajarse a la mediocridad de los demás españoles, ¿para qué necesitaremos a los navarros?
Un mal viento de la historia ha conseguido que a los indómitos navarros les haya dado el volunto de dejar de ser ejemplo de los demás españoles para ser sucedáneos de los españoles.
Recién comulgados, aquellos navarros de antes, tocados con sus chapelas tolosarras rojas, mataban y morían por su dios, su patria y su rey.
Eran las tres banderas que a los navarros los hacían distintos de los demás españoles y sus fueros eran el documento que certificaba esa diferencia.
Si abandonan su noble lealtad al rey, le dan la espalda a Dios y devalúan la Patria trocándola por la república, ¿qué escurridura de navarros queda de los navarros de siempre?
Se diluiría la savia Navarra en el detritus del sumidero general.
 Al dejar de ser los navarros como los españoles quisiéramos haber sido, también perderemos los demás españoles, porque nos quedaremos sin referentes para mejorar.
Como humilde andaluz que esperaba prosperar para ser navarro, les advierto con lealtad.
En el cajón superior de la mesilla de noche a la derecha de mi cama guardo olvidado un pasaporte de la República Española, firmado por el legítimo representante de la República cuando todavía no había sido desplazado por el representante de la Monarquía actualmente reinante.
Me sirve para tanto como ese reloj descatalogado o el antihistamínico caducado.
Estorbos, al fin y al cabo.