miércoles, 14 de junio de 2017

EL RECONCOMIO





El espectáculo de la moción de censura de Pablo Iglesias contra Mariano Rajoy  no sirvió para lo que el censor quería, pero Pablo Iglesias reafirmó lo que lo empujó a presentarla: su reconcomio.
Es un sentimiento que, a quien le da rienda suelta como hizo Iglesias, retrata su animadversión contra el que no es como es el jefe de Podemos ,  al que le gustaría ser, por lo menos, igual que Rajoy.
¿Quiere entonces Pablo Iglesias cambiar su atuendo desaliñado por el severo atavío de Rajoy?
¿Envidia la monogamia del Presidente del Gobierno porque quiere y no puede prescindir de la corte de adoratrices de su serrallo?
No.
Lo que de Rajoy envidia Iglesias es el poder que tiene el primero y del que carece el segundo.
¿Solo eso envidia Iglesias?
Por supuesto que no.
También le gustaría tener la brillantez oratoria de Rajoy y su capacidad para enjoyarla con la sorna de la que un estreñido como Iglesias es incapaz.
Y es que el jefe de Podemos es tozudo y pertinaz en su manía de parecerse a Rajoy.
Y tan torpe que no aprende lo evidente: que por mucho que su ideario se fundamente en la falacia de que todos somos iguales, Iglesias no cae de su burro para admitir que no es igual que Rajoy.