martes, 20 de junio de 2017

OBSERVATORIOS



Si la nueva presidenta del PSOE mandara en el partido y en el gobierno que se forme cuando, y si alguna vez ganara las elecciones, todos los secretos ocultos de ésta España trimilenaria quedarían al descubieerto.
Porque Cristina Narbona, el capirote que corona al espantapájaros que es el Partido Socialista Obrero Español, reanudaría la tarea que dejó inconclusa en su etapa de ministra: llenaría cada cerro del país y cada encrucijada de sus ciudades de observatorios.
Hasta que cada rincón oculto del alma de los españoles y cada pájaro, río, cordillera o anhelo pierda el encanto de su misterio.
Como un observatorio sin observadores sería un rosal sin rosas, los españoles tendríamos empleo en nuestra totalidad para observar todo lo digno de ser observado.
Empleo por cuenta del Estado, naturalmente.
El único trabajo seguro porque está garantizada la paga y prohibido el despido.
Como subsidiarias de los observatorios proliferarían las clínicas oftalmológicas, las ópticas y, como también puede observarse lo que se oye, las consultas de los otorrinolaringólogos.
Observar cualquier cosa sin anotar puntualmente lo observado y sin transmitir a analistas  meticulosos lo descubierto para que alerten a los ciudadanos sería un sinsentido.
Para que lo observado por los observatorios cumpla la función social con la que se crean, todo el complejo engranaje de la economía dependerá de lo observado,
De aquí a pocos años, pues, los observatorios y no los chiringuitos y las playas serán la sólida columna que cimente el bienestar de los españoles.