jueves, 6 de julio de 2017

LA CORRUPCION



Por lo que se oye y se lee, éste tipo de régimen democrático que nos impusieron a los españoles sin advertirnos de sus consecuencias, ha tardado medio siglo en evidenciar que fue desde el principio una chapuza.
No podía ser de otra manera.
Se trataba de tapar las boca a la docena de individuos que habían adquirido notoriedad exigiendo la inmediata implantación de la democracia, que nadie sabía lo que era, como sucedáneo de la dictadura en la que, si alguna vez habían metido cuchara, ya no la metían.
Así que como se trataba de contentar a todos esos notables y a los que adquirieran notabilidad desde entonces, se hizo una ley electoral para que todos pudieran sentirse importantes porque  todos tendrían escaño en el congreso de los diputados, la batidora de la que saldría el gobierno.
La clave del futuro de la democracia española era la ley electoral: para contentar a todos los descontentos conocidos se optó por el sistema proporcional, que fracciona la representación del poder según el número de electores que apoyaran su candidatura.
 El mayoritario hubiera permitido a la candidatura que más respaldo hubiera obtenido conseguir la representación de todos los votantes.
¿Fue casual o premeditado que los constituyentes españoles adoptaran el sistema proporcional y no el mayoritario?
En la reciente memorias queda: un único representante de Canarias puede  conseguir una millonada de euros para su región, porque al partido que quiere formar gobierno le falta el voto de su escaño para conseguirlo.
El modo proporcional del reparto de escaños de la ley electoral española es también el principal culpable del enmerdamiento de corrupciones de todo el sistema.
Apoyo externo a su propio partido que necesite un gobierno para sacar adelante un proyecto, se puede obtener mediante el pago del precio del voto o de la abstención de un  representante del partido adversario.