lunes, 14 de agosto de 2017

HOZAR O RUGIR



A ver si simplificando nos entendemos y, echando en un cuévano las uvas negras y en otro las blancas, nos aclaramos.
¿Y qué hay que aclarar?
Pues nada menos que la conveniencia para España de que la gobierne un partido y no otro de los muchos que, como ya al constituirse reciben prebendas estatales, se multiplican como las esporas.
Nada como, para entendernos, repetir virtualmente aquella experiencia que tan entretenida resultó en 1936: que Socialistas, Podemitas, separatistas antiespañoles, comunistas de toda laya y sus turiferarios ecolojetas y animalistas se pongan en una de las aceras de ésta calle que es España.
Que los abandere un-una portaestandarte que haga ondear la palabra “Igualdad”
En la otra acera que se coloquen los pocos que quedamos a los que lo que nos importa es la “libertad” para ser lo que cada cual quiera ser, sin admitir que partidos, estados, comunidades autónomas ni autoridades civiles, religiosas o militares, nos induzcan a que seamos iguales que los demás.
Hay que recrear el mundo nuevo partiendo del que todavía agoniza y repetir paso a paso el proceso que, según el texto  que comparten las tres únicas religiones mundiales, se materializó al hacerse tangible una idea.
Con una condición fundamental:
Que a la duplicación de Eva o Lilith, cualquiera que hubiera sido el nombre de la primera hembra, le sobren también redaños para devorar la manzana que le prohíban que se coma.
Porque, si por el mordisco a la poma prohibida merece castigo, lo compensa de sobras el triunfo de su libertad.
Igualdad de la izquierda, el rebaño pastueño y manso que hoza y rumia.
Libertad de la derecha, el rugido del león aplastado por la manada de elefantes.