Como hoy
toca escribir de aeroplanos, nada mejor que citar a Winston Churchill, aquel
tío de puro en boca que ni para hablar le estorbaba, porque hablaba de todo.
”Nunca tantos
debieron tanto a tan pocos”, se le ocurrió decir como elogio a los pilotos militares
ingleses que combatieron contra sus colegas alemanes en las batallas sobre el
Canal de la Mancha, en la segunda guerra mundial.
Hasta ahora
puede que, aunque exagerada, la afirmación de Churchill fuera aceptable.
Pero dejó de
serlo desde que solo 20 guardias civiles, con su sola presencia, restablecieron
el orden en el desorden que había provocado la huelga de 200 securatas que
impidieron subir a sus aviones a millones de pasajeros con derecho a volar, porque para eso habían
pagado.
Si todos somos
iguales como dicen, ¿por qué 200 ciudadanos pueden más que unos pocos de
millones de sus conciudadanos?
Porque los
securatas en huelga estaban sindicados y los millones de perjudicados por el
derecho a la huelga de los securatas, no.
Y, ¿eso de los
sindicatos, qué es?
Pues como la
Mafia, pero al contrario.
Porque los
delincuentes sindicatos que en las películas se dedican a forrarse extorsionando
al personal, por lo menos se peleaban con los de familias competidoras por
sumar a sus protegidos los protegidos de familias ajenas.
Pero, ¿quién
ha visto a los sindicatos españoles pelearse entre ellos para quitarles
clientela a los de su competencia?
Y es que todos
estos sindicatos viven del cuento de que defienden a los trabajadores en
abstracto, no a los trabajadores que les paguen una cuota fijada de antemano en
concreto.
¿Sería lógico
que los sindicatos compitieran entre ellos para quitarle clientes a los sindicatos de
la competencia?
Si fueran lo
que deberían ser, el adversario comercial de Comisiones Obreras debería ser UGT
y el de UGT Comisiones Obreras.
¿Cómo podría
entenderse que, un suponer, Mercadona cooperara con El Dia en vez de luchar para robarle los
clientes que ambos se disputan?
Se pensaría,
con razón, que los supuestos competidores por la misma clientela, si no
compiten es porque estarían ambos compinchados contra el cliente.
Pues cada vez
que vean a los jefes de Comisiones Obreras y UGT cogiditos de la mano en las
manifestaciones, piensen mal: el trabajador, cliente potencial de ambos, está
jodido.