martes, 15 de agosto de 2017

CONJURA SINDICAL



Como hoy toca escribir de aeroplanos, nada mejor que citar a Winston Churchill, aquel tío de puro en boca que ni para hablar le estorbaba, porque hablaba de todo.
”Nunca tantos debieron tanto a tan pocos”, se le ocurrió decir como elogio a los pilotos militares ingleses que combatieron contra sus colegas alemanes en las batallas sobre el Canal de la Mancha, en la segunda guerra mundial.
Hasta ahora puede que, aunque exagerada, la afirmación de Churchill fuera aceptable.
Pero dejó de serlo desde que solo 20 guardias civiles, con su sola presencia, restablecieron el orden en el desorden que había provocado la huelga de 200 securatas que impidieron subir a sus aviones a millones de pasajeros con derecho a volar, porque para eso habían pagado.
Si todos somos iguales como dicen, ¿por qué 200 ciudadanos pueden más que unos pocos de millones de sus conciudadanos?
Porque los securatas en huelga estaban sindicados y los millones de perjudicados por el derecho a la huelga de los securatas, no.
Y, ¿eso de los sindicatos, qué es?
Pues como la Mafia, pero al contrario.
Porque los delincuentes sindicatos que en las películas se dedican a forrarse extorsionando al personal, por lo menos se peleaban con los de familias competidoras por sumar a sus protegidos los protegidos de familias ajenas.
Pero, ¿quién ha visto a los sindicatos españoles pelearse entre ellos para quitarles clientela a los de su competencia?
Y es que todos estos sindicatos viven del cuento de que defienden a los trabajadores en abstracto, no a los trabajadores que les paguen una cuota fijada de antemano en concreto.
¿Sería lógico que los sindicatos compitieran entre ellos para quitarle clientes a los sindicatos de la competencia?
Si fueran lo que deberían ser, el adversario comercial de Comisiones Obreras debería ser UGT y el de UGT Comisiones Obreras.
¿Cómo podría entenderse que, un suponer, Mercadona cooperara con El Dia en vez de luchar para robarle los clientes que ambos se disputan?
Se pensaría, con razón, que los supuestos competidores por la misma clientela, si no compiten es porque estarían ambos compinchados contra el cliente.
Pues cada vez que vean a los jefes de Comisiones Obreras y UGT cogiditos de la mano en las manifestaciones, piensen mal: el trabajador, cliente potencial de ambos, está jodido.