jueves, 24 de agosto de 2017

EL FELINO DE CASTILLA



La historia, estamos convencidos algunos historiadores, no es mas que el relato de un mismo acontecimiento repetido en épocas diferentes.
Por ejemplo, el retratado felino suelto por esos tostados campos de Castilla, que nadie explica de forma convincente qué hace suelto y tan alejado de lo que hasta ahora era su habitat natural.
Pues hace lo mismo, pero al revés, de lo que hicieron los primeros humanos que llegaron  a Europa desde Africa, cuando el ahora Estrecho de Gibraltar era tan estrecho que se podía atravesar a pié.
Hace de eso tantos siglos que el hombre, en vez de comerse los animales como ahora, se comía lo que les sobraba a los animales: la carroña que dejaban después de zamparse lo que les parecía apetecible de las piezas que las fieras carnívoras habían cazado.
El bicho suelto retratado en Castilla no ha llegado a donde está por capricho, sino siguiendo el impulso irrefrenable de mimetizarse con su entorno natural.
El África que hasta hace poco era su hábitat, les resulta ya extraño.
Un creciente número de africanos emigra impetuosamente a Europa, en busca de las carroña laboral que los europeos desperdician.
Por eso, la presencia en Castilla del felino retratado no es sorprendente, sino inevitable: ha llegado siguiendo a la gente con las que convivía en Africa.
Con tanto africano en Europa, el entorno de los felinos africanos ha cambiado.
El  felino de Castilla, impulsado por su instinto, solo busca recuperar el entorno natural perdido.