Un espectador
neutral que de improviso hubiera llegado a Barcelona y se hubiera topado con la
manifestación del sábado, habría llegado a la conclusión de que protestaban
contra el gobierno de España.
La repulsa
contra los terroristas musulmanes que mataron a casi una veintena de catalanes
y visitantes de Cataluña fue solo un pretexto.
La protesta de
hoy, realmente, fue la ocasión propicia para que los manifestantes repudiaran
al gobierno de España, aprovechando para ese fin el medio que utilizaron: la
manifestación antiterrorista.
En orden de
prioridades, la primordial de los ciudadanos de Cataluña es independizarse de
España y la condena de los atentado islamistas solo un pretexto para
reivindicar ante todo un mundo espectador que el gobierno español es realmente el
enemigo que los amenaza.
En Cataluña, el
gobierno español se enfrenta a dos amenazas: la del terrorismo islamista y la
del independentismo catatan, aliado potencial de todo el que coincida con el
objetivo común de debilitar a España.
¿Y el gobierno
español?
Todavía no
sabe, o le da miedo saber, contra quienes se defiende para, así, no tener que establecer
la prioridad para luchar hasta derrotarlos a todos.
Sería lógico
restablecer la unión de España para, ya unida, enfrentarse y derrotar al Islam,
el enemigo extraespañol.
Si el gobierno
español del prudente Mariano Rajoy demostrara la audacia de la que carece, el
camino es claro:
1.-Abolir las
autonomias que, como la catalana, debilitan a España y,
2.-Revigorizada
la cohesión política y territorial de España, y ya unidos los españoles,
derrotar al enemigo exterior que amenaza a todos: el Islam.