La prehistoria,
como su nombre sugiere, es ese oscuro tiempo del que solo quedan rastros
fósiles que siglos después cimentan la historia, el relato de acontecimientos
de los que se conservan testimonios orales o escritos.
Un suponer: en
la Venezuela prehistórica sus habitantes seguramente echarían a la cazuela todo
bicho que corriera o volara y, gracias a su consumo como alimento, tiraban
p,alante hasta que los españoles
llegaran y los metieran en la Historia.
Una vez en
ella, ¿es posible que la Historia retroceda
tanto que pueda, incluso, volver al principio de los tiempos, en el que los
hombres postcaníbales se comían los bichos que cazaran o pescaran?
Lo es.
Hay un pueblo,
el venezolano, que retrocede a costumbres anteriores y vuelve a comer bichos
después de haberse alimentado, con el dinero del petróleo que vendían,
únicamente de lo que en el extranjero se producía.
Los sociólogos
e historiadores señalan a dos hombres como los genios que han conseguido que la
historia de Venezuela retroceda en vez de avanzar: el desaparecido militarote
Chaves y el autobusero Maduro.
Ha sido al
segundo al que se le ha ocurrido la idea de que, como los venezolanos ya no
pueden convertir en comida el dinero del petróleo que venden fuera, produzcan
por sí mismos las proteínas que consumen.
Así que mandó
reintroducir en la dieta de sus compatriotas de hoy lo que había sido base de
la alimentación de los primitivos venezolanos.
Dicho y hecho:
teniendo en cuenta el alto contenido proteínico de la carne de conejo y que
cada coneja pare una camada de entre ocho o diez conejitos que dos meses más
tarde evolucionan a dos kilos de proteínas, mandó repartir entre los
hambrientos venezolanos ejemplares de conejos para que criaran conejitos
comestibles.
La idea era
brillante, pero…
Cuando mandó
inspectores para que le confirmaran el éxito de su brillante iniciativa le dijeron
que la gente les había puesto lacitos a los conejos que les había proporcionado
como base alimentaria.
Los vicios que
genera la abundancia echan raíces más profundas que las de la necesidad.